Pasar por una ruptura no es nada fácil, todas hemos pasado por esa terrible situación, pero el tiempo tarde o temprano te ayuda cerrar las heridas, solo que debemos poner de nuestra parte dándonos cuenta cuando es el momento, decir adiós y no prolongar esa agonía. Las relaciones son como un negocio, invertimos y esperamos ganancias, y como todo negocio hay días que van bien otros mal y otros en el que se recupera con creces, pero si solo está generando pérdidas, como cualquier negocio debemos cerrarlo, suena fría la analogía, pero en el fondo es así.
Si ese amor que una vez nos hizo suspirar entre caricias y besos se fue desvaneciendo. Sentimos nostalgia de tiempos mejores en los que las risas abundaban y la complicidad característica y fundamental de toda relación. SI ahora han desaparecido, y por más que pongamos de nuestra parte eso no mejora, estamos ya frente a una relación desgastada y es el momento de darle un punto ya sea para reformularla o final. Nos mentimos a diario para convencernos de que todo irá mejor, que es un momento de dudas que superaremos sin importar cuán difícil sea, pero en el fondo estamos seguros de que esa relación ya ha acabado, uno siempre sabe, aunque duela admitirlo.
A veces pensamos que es una crisis pasajera, recordamos parejas de película que para lo único que se separan es para terminar juntos de nuevo y que terminaremos igual con una final feliz, pero esta es la vida real y a veces dista bastante de ese final de cine, ya que somos personas mucho menos estables que las de un ideal romántico de película. En este momento te encuentras en la etapa de negación que forma parte del proceso, intentas justificar su comportamiento o el tuyo, lo primero que pensamos es: “cambiará” parece imposible creer que aún a estas alturas sigamos creyendo que es posible cambiar a nuestra pareja. No cambiará y mucho menos por nosotras/os. Las personas cambian con el tiempo y por diversas circunstancias, pero no por nuestra voluntad, otras veces seguimos apostando con la “últimas oportunidades” si en plural porque nunca es la última, solemos cansar a nuestros amigos y seres queridos con esta frase.
Echarnos la culpa es otra de los excusas que nos ponemos, total de no admitir que es algo que se acabó, diciendo: debo tener más paciencia, o debo entenderlo más, convenciéndonos que no es la relación la que pasa por una crisis sino tu ser amado, justificando sus acciones con problemas familiares, o el trabajo, y aunque, una relación se basa en la paciencia y el entendimiento, ser extremadamente paciente y justificar hasta lo injustificable puede llevarte a la desesperación y la infelicidad.
Muchas veces asociamos ese tipo de conductas con quienes tienen una baja autoestima, pero resulta que en menor o mayor medida, todos tenemos una vocecita que pretende atemorizarnos constantemente, que nos habla de que no somos lo suficientemente buenos, que nos carga de culpa y que no podremos estar solos aguantando cualquier cosa, para eso debemos reflexionar y aprender a ignorar a esa voz que nos tira para abajo. Porque cuando algo acaba, acaba, no debemos darle más vueltas al asunto, y por sobre todo no debemos perder más tiempo. Al final de cuentas todos sabemos en el fondo cuándo hemos hecho suficiente, cuándo hemos dado todo lo que podíamos, cuándo hemos superado los límites de dignidad y, de respeto por nosotros mismos.
Así que no te aferres al pasado y suéltalo,va a doler? si y mucho. Lo vas a extrañar, pero nadie dijo que el duelo de perder a alguien era fácil, pero verás que cuando menos lo pienses lo vas a soltar con toda la paz del mundo y tu corazón y mente te lo van agradecer después. Tomar la decisión de decir hasta aquí llegué, nos llena de dudas de nostalgia y tristeza, dejar atrás recuerdos, personas, lugares, resulta muy difícil, sin embargo, cuando hemos dado todo lo mejor de nosotros, cuando lo que dimos es sencillamente todo, esas sensaciones van ir desapareciendo, empezamos a armamos de valor y con la conciencia tranquila nos damos cuenta de que podemos irnos en paz.
Ya lo dijimos y repetimos varias veces: es difícil, pero aquí te dejamos algunos consejos que pueden ayudarte a superarlo:
Primero que nada, no finjas que nada sucede, puede que engañes a las personas, pero a tu corazón jamás. Debemos tratar de concientizarnos que cada situación que se nos presenta en la vida, de una forma u otra la hemos atraído,y es lo que necesitamos saber para poder avanzar. Cuando entendamos esto, se nos hará más sencillo encontrar el camino correcto hacia la libertad.
A veces el amor existe pero ninguna otra cosa los une, amar a alguien es lo más bonito que te puede pasar, pero si te das cuenta de que ese amor en realidad es solo costumbre; necesitas darte un respiro y pensar bien las cosas y si todavía lo amas, deseále lo mejor, mándale lúz en todo lo que haga. Debes comprender que si esto sucedió es porque era inevitable, en estos momentos las fallas y los aciertos se hacen evidentes y lo único que te queda es perdonarlos a pesar de que parece que no es posible. Lo cierto es que no importa quien tuvo la culpa, es algo que iba a pasar en algún momento.
Necesitas desahogarte, prueba con un persona de confianza, quienes nos aman siempre tendrán una palabra de aliento para nosotros, un buen consejo de ellos, puede ser nuestra mejor guía en tiempos de oscuridad, quiénes nos aman y nos conocen bien tienen altas probabilidades de saber nuestra reacción ante determinadas situaciones en la vida, siempre resultara provechoso aprender a escuchar a quienes amamos. Si por más que que cuentes con esas personas te cuesta abrirte y contar tus cosas puedes escribir en un papel y lo quemas después, exteriorizarlo de alguna manera también ayuda.
Distráete, dedícale tiempo a actividades que te gusten, necesitas mantener tu mente ocupada pues tu corazón se esforzará en sabotearte constantemente, intenta ser más inteligente. Ser conscientes de que ambos se merecen algo mejor, aunque tengan el temor a quedar destruidos este presente.
Ser conscientes de que siempre puede existir esa persona que no nos reconozca nuestro valor, pero en el amor, cada uno de nosotros es responsable por lo que siente, y no se puede culpar al otro por eso. Es normal tener dudas en la vida, no somos perfectos, no somos infalibles, el miedo y la incertidumbre aparecerán, especialmente cuando ya hemos vivido la decepción, si bien aprendemos de nuestros errores, el fracaso nos obliga a ser más fuertes, pero sentir miedo es inevitable, pero esto nos pone en alerta e incluso nos permite tomar ciertas decisiones más acertadas, convertirlo en un desafío para demostrarnos lo que somos capaces de alcanzar.
Darle un final a una historia que fue importante para nosotros no significa rendirse, todo lo contrario, es ser valiente, se trata de darnos cuenta de cuando es suficiente, y que por más que nos esforcemos no podremos cambiar ciertas situaciones, y que eso no tiene que representar el fin del mundo. El verdadero acto de soltar, es aquel que viene con una gran cuota de agradecimiento, agradecer por algo que aún nos duele, y que tuvo una consecuencia negativa en nosotros, requiere de mucha sabiduría, de mucha fe y del amor que nos tengamos.
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