
Si eres como yo, seguramente
alguna vez te haya pasado de encontrarte con una persona en tu trabajo, en tu
ciudad, o en cualquier parte que no tuviera ningún reparo en decir qué cosas le
sentaban bien y qué cosas no, sin siquiera preguntarse qué querían los demás a
su alrededor. Tal vez frente a eso lo primero que pensaste fue que era un/a
egoísta. Pero luego, yendo un poco más hacia lo profundo, quizá también te
hayas preguntado por qué tú a veces no te das la libertad de decir tan
sueltamente qué es lo que prefieres y entonces esa persona egoísta de repente
se convirtió para ti en un ejemplo de amor propio, de autoresguardo y cuidado.
Pero, ¿son lo mismo? ¿Cómo
diferenciar a alguien egoísta de alguien que tiene un gran mundo interior y
sabe bien cómo cuidarlo? ¿Cómo distinguirlo en nosotros mismos?

Quise averiguarlo y reuní todo
lo que consulté en estas claves que aquí te comparto. ¡Ojalá te sirvan tanto
como a mí!
Aún así, quiero hacer la
salvedad de que no creo que haya personas "egoístas" como si fuera
una etiqueta permanente. Todos podemos cambiar si tenemos la voluntad de
hacerlo. Así que si te sientes identificado con los rasgos egoístas no te
tortures, ¡felicítate! Es el primer paso para modificarlo.

1. El amor propio se vive en
abundancia; el egoísmo, en escasez.Cuando uno se siente bien
consigo mismo, se encuentra en armonía y todo dentro de sí y hacia afuera es
sentido desde la abundancia. Imagínate una taza que una vez que se encuentra
llena, lo que hace es rebalsar y mojar a su alrededor. Con el amor propio es lo
mismo. Una persona que se ama, cuida y acepta a sí misma, contagiará lo mismo a
su alrededor; vivirá su amor en abundancia. Por el contrario, para una persona
egoísta el amor es escaso y limitado, por eso lo quiere para sí, como si se
tratara de una posesión, y sin importarle los demás a su alrededor. Lo que
quiere es llenar su vacío interior a toda costa.
2. El egoísmo no desarrolla la
empatía:Quizás alguna vez te pasó que
hablando con alguien percibiste que dijeras lo que dijeras, la otra persona (¡o
incluso tú mismo a veces!) no estaba escuchando, solo esperaba el momento para
contarte lo que quería, sin ponerse en tu lugar. Es que la persona egoísta solo
piensa en lo que necesita, no puede ponerse en tus zapatos porque en su mundo,
solo existe una talla que es la propia.

3. Una persona egoísta siempre
quiere más de ti y busca sacar provecho de lo que le conviene:Por lo general, una persona
egoísta está acostumbrada a ser el foco de atención y así pretende serlo en
todos los ámbitos. Por eso, no importa cómo estés, siempre esperará algo de ti.
Quizás hasta podría calcular qué es lo que más le conviene y entonces acercarse
a quien pueda proveérselo. Porque, al no saber cómo amarse a sí mismo y darse
para su interior lo que necesita, busca tomarlo de otros, o bien que llegue de
ellos sin hacer ningún esfuerzo. Pero cuando te niegas, puede enojarse de
sobremanera porque por proyección, ¡tú eres el egoísta!

4. Manifestar lo que
necesitamos, deseamos o no queremos, con amor, no es egoísmo:Elegir qué queremos hacer y
qué no, sincerarnos para nuestros adentros y no cumplir con expectativas que no
son nuestras, no hacer cosas por compromiso, no es egoísmo como algunos pueden
pensar; es una forma de cuidarnos, de respetarnos, de amarnos. Siempre que esto
se manifieste con amor, traerá armonía hacia el interior y se verá reflejado
hacia afuera. Amarnos a nosotros mismos antes que a los demás no es egoísmo
tampoco, es la forma más sincera en que podemos hacerlo. Porque si no nos
cuidamos a nosotros, ¿cómo podremos hacerlo con los demás?

5. Amar no es
"soportar"; y no soportar no es ser egoísta:Muchas veces amor aparece como
sinónimo de "soportar", de tolerar. Aunque siempre amar a otro exige
tener paciencia y desarrollar la empatía, eso no es igual a soportar cualquier
cosa "por amor". Negarse a eso no es ser egoísta, sino, por el
contrario, tener el amor propio suficiente para reconocer que eso no es lo que
queremos, y autoresguardarnos.

El amor propio implica:
Conocernos a nosotros mismos,
nuestras limitaciones, nuestras posibilidades.
Aceptar lo que somos tal cual
es. Eso no implica conformarnos, sino evitar el castigo o la frustración.
Creer que merecemos lo mejor.
Respetarnos a nosotros mismos
ante todo.
Aprender a cuidarnos y
alejarnos de lo que nos hace mal.
Ser honestos y amorosos hacia
nosotros mismos.
Tratarnos y hablarnos con
amor.
Perdonarnos y darnos nuevas oportunidades
para aprender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario