En el amor no hay garantías y mucho menos en las relaciones amorosas.
Los amores eternos existen, pero no son algo con lo que nos topemos todos los días.
Por diversos motivos, las relaciones terminan y si tenías un afecto muy fuerte por esa persona, seguramente derramarás muchas lágrimas, especialmente si el que puso el punto final fue él.
Pero es necesario que te recompongas, un tropezón no es caída y tras una experiencia decepcionante, puede venir algo mucho mejor para ti.
Aunque a veces, no resulta tan fácil.
Dejar atrás:Tradicionalmente se piensa en el amor como algo que no podemos controlar y en casos extremos, que él llega a dominarnos.
El problema es cuando nos enamoramos de personas nocivas o tóxicas para nosotros. Sabemos que no nos conviene, pero parece ser que eso que sentimos está más allá de nuestras posibilidades. Dejar de sentir amor por alguien puede hasta ser bueno para la salud y más claramente en los casos que existen abusos, con presencia de violencia física y verbal, pero también cuando hay un amor no correspondido.
Se establece una verdadera batalla entre el corazón y el cerebro.
Puede ser difícil, pero existen ciertos hábitos y conductas que hacen más probable que podamos desenamorarnos de alguien.
Cómo hacerlo:Puede ser una relación antigua o una de poco tiempo, pero en algún momento el lazo afectivo se rompe.
Peor aún: se rompe del lado de él, que se va dejando de lado lo que tú sientes.
Puede tratarse también de una relación conflictiva, dañina para ti.
Pero hay un problema: aún lo amas. Sabes que debes dejar de hacerlo, pero aún lo amas.
Tus pensamientos se dirigen una y otra vez hacia él y los buenos momentos que pasaron juntos. Luego, sabes que eso no estará más y te sientes mal.
Tu cerebro sabe que debes olvidarlo, dar vuelta esa página de tu vida, pero tu corazón no lo entiende.
No es fácil, pero puedes. No es un camino fácil, pero puedes transitarlo.
Decir que queremos desenamorarnos es más fácil que hacerlo, pero no es imposible.
Con estos consejos lograrás olvidar a esa persona que te rompió el corazón y hacer que esos sentimientos vaya debilitándose, para lograr tu bienestar y autonomía personal.
– No huyas del dolor o trates de enmascararlo recurriendo a medidas extremas como sumergirte en el alcohol, drogas o salir de parranda sin ton ni son. No huyas del dolor, llora si es lo que sientes, no te reprimas. Después de esa liberación emocional, te será más sencillo superar la ruptura.
– No te tortures, deja de recordar una y otra vez los momentos más románticos y hermosos que viviste con esa persona. Está bien que te quedes con los mejores detalles, pero deja de ver sus fotos y los momentos más lindos que compartieron. No caigas en la tentación de retomar el contacto.
– Date tiempo para sanar, no tiene por qué ser de un día para el otro. Este tiempo de sanar heridas es totalmente tuyo. Lo mejor que puedes hacer es disfrutar las cosas que más te gustan, tener actividades que te distraigan y te alegren e inclusive, probar nuevas aventuras y retos, retomar actividades que tenías abandonadas, etc.
– Sal a correr, ten actividad física, no te cierres únicamente en lo que estás sintiendo. Tienes la oportunidad de disfrutar de un momento de soltería nuevamente, aprovecha para reconstruir tu vida con nuevas rutinas que te hagan independiente.
Muchas personas, al comenzar una pareja, hacen que su vida gire exclusivamente alrededor de su pareja, alejándose de sus amigos y personas más cercanas, incluyendo en ocasiones su familia. Si este es tu caso, deberás reconstruir esas relaciones para reencauzar tu vida, con rutinas individuales.
– Corta totalmente el contacto con tu expareja. Al tener contacto, provocas la producción de oxitocina, hormona relacionada con el afecto. Al no verlo y tener contacto con él, ayudará a que tus deseos de tenerlo cerca disminuyan, pues lo sacarás de tu corazón y de tu cabeza. Ese es el primer paso para “desintoxicarte” de ese amor que ahora te atormenta la vida. Tomar distancia de todas las maneras posibles será algo muy bueno para ti.
– Recompone tu amor propio. Es normal que al fracasar en una relación amorosa nos sintamos mal, constituyendo un duro golpe a nuestra autoestima. Pensamos que nadie querrá estar con nosotros de aquí en más.
Esto es, por supuesto, fruto del momento. Haz una autoevaluación de tu propio concepto y tu imagen, aprecia la persona que eres, lo que has logrado hasta ahora y lo que merece. Dí no a la frustración, un tropezón no es caída: lo que te ha pasado debes asimilarlo como una experiencia, no como algo definitivo en tu vida.
– Concéntrate en las cosas que te son necesarias o útiles. Eso te ayuda a alejarte de la rumiación, que funciona como un círculo vicioso, ya que casi todo lo que hacemos o vemos nos recuerda a aquello que nos hace sentir mal. De esta manera, te sientes triste, piensas en el origen de eso y como resultado, te sientes aún más triste.
– No concentres tu energía, tu enojo o tu frustración sobre quien te ha dejado. Por ejemplo, en algunos casos aparecen pensamientos relacionados con la idea de que tenemos derecho a ser amados por esa persona en concreto; entendemos que hay una especie de “pacto” que él ha olvidado. Obviamente esta idea es absurda y no basada en nada real, pero las situaciones más emocionales pueden generar este tipo de ideas descabelladas y hacerlas parecer razonables.
– Habla de lo que sientes con las personas que te quieren bien. Existirán veces que ya no puedes guardarlo más, busca gente de confianza que te escuche, puede ser una familiar, un amigo o una amiga, pero también un consejo profesional puede resultar imprescindible.
De todo se aprende: encuentra algo bueno a la relación, un aprendizaje que te haya dejado. No saldrás alegre de esta situación, pero sí fortalecida.
Piensa también que de alguna manera, has logrado algo importante: salió de tu vida alguien que no te merecía y no te apreciaba.
Recuerda: lo mejor está por venir.
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